Mesotelioma: ¿qué es y por qué se distingue de otras formas de cáncer?

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El mesotelioma es un tumor que surge de las células del mesotelio. Este es el nombre que se le da a las membranas que recubren los órganos internos como una película delgada.

Según el área que cubre, el mesotelio toma diferentes nombres: se llama pleura en el pecho, peritoneo en el abdomen, pericardio en el espacio alrededor del corazón.

Además del mesotelioma maligno, del mesotelio también pueden desarrollarse tumores benignos (tumores adenomatoides, mesotelioma quístico benigno, etc.), que normalmente se extirpan quirúrgicamente y no requieren tratamiento posterior.

¿Qué tan común es el mesotelioma?

El mesotelioma maligno es un tumor raro que afecta predominantemente a los hombres.

El noventa por ciento de los mesoteliomas se deben a la exposición al asbesto, un material que se utilizó principalmente en los años setenta y ochenta. Debido a que generalmente transcurren varias décadas entre la exposición al asbesto y la eventual aparición del mesotelioma, se espera que la cantidad de diagnósticos continúe aumentando en los próximos años para alcanzar un pico entre la segunda y la tercera década del 2000.

¿Quién está en riesgo?

El principal factor de riesgo para el mesotelioma, como se mencionó, es la exposición al asbesto. El término amianto hace referencia a una familia de minerales con una estructura fibrosa muy resistente al calor. Las fibras de asbesto, más de mil veces más delgadas que un cabello humano, pueden inhalarse y dañar las células. Si se depositan en los pulmones, las fibras pueden dar lugar a otras enfermedades como la asbestosis (un tipo de fibrosis del tejido pulmonar que impide que el órgano se expanda correctamente) o el cáncer de pulmón.

La mayoría de los mesoteliomas afectan a las personas que han estado en contacto con el asbesto en el lugar de trabajo. Sin embargo, la exposición no ocupacional, por ejemplo ambiental, al asbesto y otras fibras minerales asbestiformes también aumenta el riesgo de mesotelioma. Las familias de los trabajadores expuestos al asbesto también están en riesgo, ya que las fibras de asbesto pueden depositarse en la ropa y transportarse del lugar de trabajo al hogar, lo que se denomina exposición pasiva. El período de latencia, es decir, el tiempo que transcurre entre la exposición al amianto y la aparición del mesotelioma, es muy largo, unos 40-50 años. El riesgo aumenta con la duración de la exposición y la cantidad de fibras de asbesto inhaladas.

Otros factores de riesgo menos comunes para el mesotelioma son la exposición a la radiación ionizante o al dióxido de torio (anteriormente utilizado como agente de contraste para las imágenes de rayos X). Hay casos raros de predisposición familiar ligada a mutaciones en el gen BAP1.

¿Cuáles son los síntomas de mesotelioma?

Los primeros síntomas del mesotelioma pleural, a menudo relacionados con la acumulación de líquido en la cavidad pleural (derrame pleural), son respiratorios: dificultad para respirar (disnea) y tos. También pueden presentarse dolor en la parte baja de la espalda o en un lado del tórax y síntomas más inespecíficos, como debilidad muscular y pérdida de peso.

El dolor abdominal, la pérdida de peso, las náuseas y los vómitos son los síntomas más comunes del mesotelioma peritoneal. El volumen del abdomen puede aumentar debido a la acumulación de líquido en el peritoneo (ascitis).

¿Cómo prevenir el mesotelioma?

La acción más efectiva para prevenir el mesotelioma es evitar o minimizar la exposición al asbesto.

Desafortunadamente, todavía no existen pruebas lo suficientemente sensibles y específicas que permitan el diagnóstico temprano del mesotelioma en una persona sin síntomas, es decir, no existen pruebas de detección validadas hasta la fecha.

¿Cómo se desarrolla la enfermedad?

Determinar el estadio del tumor, es decir, la extensión de la enfermedad, es fundamental para decidir el tipo de terapia. Para el mesotelioma se identifican cuatro estadios (I-IV) según los criterios TNM, que tienen en cuenta la extensión del tumor (T), la posible afectación de los ganglios linfáticos (N) y las metástasis (M).

Al igual que con la mayoría de los cánceres, cuanto más baja sea la etapa del mesotelioma, mayores serán las posibilidades de éxito del tratamiento. A menudo, sin embargo, el diagnóstico de este tumor llega cuando la enfermedad ya ha superado las etapas iniciales y ahora es difícil de tratar, por lo que es uno de los tumores con un pronóstico raramente positivo.

¿Cómo se trata el mesotelioma?

Como el mesotelioma es un tumor raro y difícil de tratar, es importante que los pacientes con mesotelioma sean remitidos a centros especializados desde el principio.

Los médicos primero evalúan la posibilidad de cirugía. En principio, los mesoteliomas en etapa temprana son operables, pero si deben extirparse depende del subtipo, la ubicación, el tamaño y el estado general del paciente. En la mayoría de los casos la cirugía no es curativa, sino paliativa, es decir, para prevenir o reducir los síntomas.

También existen otros tratamientos que se pueden utilizar con fines paliativos: la extracción de líquido mediante una aguja larga y fina de la cavidad torácica (toracocentesis), de la cavidad abdominal (paracentesis) o alrededor del corazón (pericardiocentesis) puede, por ejemplo, proporcionar alivio pero, lamentablemente, debe repetirse periódicamente porque el líquido tiende a formarse nuevamente.

El tratamiento estándar para el mesotelioma es la quimioterapia. Los fármacos más efectivos son los derivados del platino, como el cisplatino, y los antifolatos, como el pemetrexed, a menudo usados en combinación.

Los medicamentos de quimioterapia se pueden administrar sistémicamente, con una inyección intravenosa que los transporta por todo el cuerpo, o directamente en la cavidad torácica (vía intrapleural) o en el abdomen (vía intraperitoneal).

Esta administración localizada se utiliza principalmente en el caso del mesotelioma peritoneal y permite atacar el tumor con dosis más altas de quimioterapia, que en ocasiones se calienta para aumentar su eficacia (quimioterapia hipertérmica), limitando los efectos secundarios al resto del organismo.

Desde hace varios años se están realizando varios ensayos terapéuticos con fármacos biológicos e inmunoterapia, aunque hasta el momento ninguno de estos enfoques ha demostrado un impacto significativo en la supervivencia de los pacientes tratados. Sin embargo, la progresiva mejora en el conocimiento científico de esta enfermedad está abriendo interesantes nuevas perspectivas terapéuticas.

Published: 2022-12-30From: Redazione

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